“La pasión por abordar nuevos retos y cruzar nuevas fronteras es el signo claro de la vocación investigadora”
Entrevista en Madrimasd a Javier Llorca. Director Científico de IMDEA Materiales. Premio de la Sociedad Española de Materiales (SOCIEMAT) a la mejor carrera científica, 2018.
Mi trayectoria científica comenzó a fraguarse durante mis años como estudiante de Ingeniería de Caminos en la Universidad Politécnica de Madrid. Mi interés por entender distintos fenómenos a nivel fundamental y la excelente formación físico-matemática que recibí en la carrera me empujaron a comenzar la tesis doctoral para completar mi formación y explorar mi vocación investigadora. Pronto me incorporé como profesor encargado de curso al Departamento de Ciencia de Materiales atraído por el prestigio del Prof. Manuel Elices y me di cuenta de que quería dedicarme profesionalmente a la investigación en Ciencia e Ingeniería de Materiales, una disciplina transversal que combina el análisis fundamental del comportamiento de los materiales con sus aplicaciones en ingeniería.
Al acabar la tesis pasé a ser Profesor Titular y poco después conseguí una beca Fulbright para hacer estudios postdoctorales en la Brown University durante 1989 y 1990. Mi estancia en Estados Unidos me permitió conocer de cerca los criterios de selección de profesorado, la actividad investigadora y el ambiente de las mejores universidades de Estados Unidos y me proporcionó una amplia red de relaciones internacionales. También allí se consolidó mi interés por los temas que han centrado mi vida como investigador: la modelización y la simulación numérica, entendidas como herramientas que nos permiten entender la relación entre la estructura y las propiedades de los materiales.
De vuelta a España, comencé a desarrollar y consolidar mi propio grupo de investigación, cuyo trabajo inicialmente se centró en el análisis de la relación entre estructura y propiedades en materiales compuestos combinando la caracterización experimental con el desarrollo de modelos micromecánicos. Con el paso de los años, esta metodología se ha ido extendiendo a otros materiales (incluyendo aleaciones metálicas, cerámicos, polímeros amorfos y cristalinos, fibras de altas prestaciones y materiales biológicos) mediante la continua expansión del número y la complejidad de las técnicas de simulación y de las técnicas experimentales.
Cuando miro hacia atrás, veo una trayectoria científica en la que continuamente he ido asumiendo nuevos retos, saliendo de mi zona de confort para estudiar nuevos problemas que me parecían interesantes o cuya solución podía tener repercusiones importantes desde el punto de vista industrial.
¿Cuáles son los principales objetivos de tu grupo de investigación?, ¿qué retos / nuevas líneas os planteáis para el futuro?
Mi actividad investigadora -financiada por una Advanced Grant del Consejo Europeo de Investigación- está centrada en estos momentos en la aplicación sistemática de distintas técnicas de simulación y de estrategias de modelización multiescala para establecer vínculos procesado-microestructura-propiedades en aleaciones metálicas. El objetivo final es ser capaces de predecir la “ruta de fabricación”, la estructura y las propiedades macroscópicas de los materiales in silico, es decir, antes de que hayan sido realmente fabricados. Esta capacidad permitirá optimizar las propiedades de los materiales para cada aplicación específica (en lugar de tener que elegir el material menos malo de los disponibles) y descubrir nuevos materiales mediante la combinación de las estrategias de simulación multiescala desarrolladas en este proyecto con las nuevas técnicas de inteligencia artificial.
El próximo reto que me planteo es combinar estas estrategias de diseño computacional de materiales estructurales (fundamentalmente en materiales compuestos y materiales metálicos) con técnicas de impresión 3D para fabricar nuevos materiales con aplicaciones en el campo de la salud. La Unión Europea acaba de aprobar la European Training Network BIOIMPLANT en la que participan cinco instituciones académicas europeas (entre ellas el Instituto IMDEA Materiales) y cuatro empresas con el objetivo de fabricar implantes reabsorbibles para aplicaciones vasculares y ortopédicas. El grupo de investigación de IMDEA Materiales se dedicará a diseñar y desarrollar los materiales para los implantes en aleaciones de magnesio y compuestos de fibra de carbono biodegradables, fabricados por impresión 3D, de manera que puedan cumplir su función estructural y, a la vez, permitir la proliferación del tejido natural que eventualmente sustituirá al implante. Ya hemos comenzado los contactos con distintos hospitales de la Comunidad para diseñar los protocolos de los ensayos in vivo.
Recientemente has recibido el premio SOCIEMAT a la mejor carrera científica. ¿Qué ha supuesto este reconocimiento?
¡Una gran alegría! Es el resultado de muchos años de trabajo. En este sentido, es un premio que reconoce que el éxito profesional no es el resultado de una intuición genial sino el fruto maduro de muchos años trabajando sobre tres ejes fundamentales: el compromiso para hacer ciencia de excelencia, el arte de dirigir grupos humanos y la capacidad para comunicar la relevancia de los resultados obtenidos a la comunidad investigadora, al tejido industrial y a la sociedad en general.
Como Director Científico de IMDEA Materiales, y para aquellos que no conozcan este centro, ¿qué nos puedes decir de sus líneas de investigación y sus principales diferencias de funcionamiento, organización, … respecto a instituciones similares?, ¿qué planes tiene el centro para el medio-largo plazo?
Las actividades de investigación del Instituto IMDEA Materiales están organizadas en torno a cinco programas de investigación: materiales para aplicaciones multifuncionales, materiales compuestos, materiales metálicos, ingeniería de materiales computacional y caracterización multiescala de materiales y procesos. El objetivo final es desarrollar nuevos materiales para afrontar, principalmente, los retos de la sociedad actual en las áreas del transporte y la energía. En los próximos años se prevé desarrollar otra línea estratégica en materiales para la salud.
Desde el punto de vista de su organización, el instituto IMDEA Materiales -como el resto de la Institutos IMDEA- nació para resolver los dos problemas fundamentales de las universidades y muchos centros de investigación en España y en otros países de sur de Europa: la gobernanza y la endogamia.
Desde el punto de vista de la gobernanza, cada Instituto IMDEA es una fundación con un director que actúa como CEO. El director es un académico, nombrado por el patronato, máximo órgano de gobierno de la fundación, que cuenta con la ayuda de un gerente que se ocupa de los asuntos financieros y administrativos. El patronato tiene una representación equilibrada del Gobierno de la Comunidad de Madrid, las universidades e instituciones de investigación de Madrid, empresas relacionadas con las actividades del Instituto y científicos de reconocido prestigio internacional. El Instituto es una institución académica y por eso el presidente del patronato y el director son científicos con reputación internacional. Esta estructura de gobierno ha demostrado su capacidad para organizar las actividades del instituto de modo que pueda alcanzar sus fines (ciencia de excelencia, transferencia de tecnología, atracción de talento) sin estar atrapado a priori por los intereses particulares de alguno de los grupos representados en el patronato.
Para evitar la endogamia y atraer talento, la selección de los investigadores se realiza siguiendo las buenas prácticas de las mejores universidades del mundo. Las plazas se convocan mediante concursos internacionales y las solicitudes son evaluadas por un Consejo Científico formado por científicos de todo el mundo con una reputación internacional sólida. Además, el Consejo Científico evalúa el progreso del Instituto y brinda asesoría para mantener los estándares internacionales.
Los resultados de estas políticas de gobierno y selección de investigadores han sido sorprendentes. Como se indica en la memoria de actividades de 2017, el Instituto IMDEA Materiales cuenta con unos 120 investigadores de 16 nacionalidades diferentes, de los cuales más del 40% son extranjeros. Desde su fundación, los investigadores del Instituto han publicado más de 600 artículos de investigación en revistas científicas internacionales (incluyendo Nature, Science, Advanced Materials, etc.) y 12 patentes y han obtenido más de 26 millones de euros en proyectos de investigación, la mayor parte de ellos en convocatorias de investigación competitivas financiadas por organismos internacionales, incluyendo dos proyectos financiados por el Consejo Europeo de Investigación. También se han desarrollado más de 60 proyectos financiados por empresas de todo el mundo. Estos resultados -teniendo en cuenta que el Instituto comenzó desde cero en 2007 y estuvo desarrollando su labor en sedes provisionales hasta 2012- no dejan lugar a dudas sobre el éxito de esta iniciativa.
¿Cuándo comenzó tu relación con IMDEA Materiales?, ¿Qué ha supuesto en tu carrera?
En el año 2006 me ofrecieron la oportunidad de coordinar un grupo de trabajo para diseñar un instituto de investigación en materiales en la Comunidad de Madrid. El resultado de esta labor fue el Instituto IMDEA Materiales, del que fui nombrado director en febrero de 2007. Desde el primer momento me sentí identificado con los objetivos del instituto (investigación de excelencia, transferencia de tecnología y atracción de talento) y procuré llevarlos a la práctica teniendo en cuenta los criterios de excelencia, mérito y buen gobierno que había conocido de cerca durante mis años en Estados Unidos. Los resultados -gracias a la ayuda de tantas personas e instituciones que es imposible enumerar por falta de espacio- han superado con mucho las expectativas más optimistas y el Instituto IMDEA Materiales es hoy una referencia internacional en el campo de la investigación en Ciencia e Ingeniería de Materiales.
Mi vinculación al Instituto IMDEA Materiales ha sido una oportunidad única en mi carrera profesional porque me ha permitido desarrollar desde cero las ideas y los proyectos que había destilado desde hacía años y crear en España una estructura de investigación que puede competir con los mejores centros del mundo. A la vez, he aprendido mucho en este proceso -sobre todo de los errores cometidos- y he madurado como persona y como “gobernante”.
Curiosamente –o quizás habría que decir obviamente–, los diez años como director del Instituto también han sido los más fructíferos de mi carrera científica, aunque no haya podido dedicar a la investigación todo el tiempo que hubiera querido. La razón es muy sencilla: la política de atracción de talento del Instituto me ha permitido colaborar con investigadores brillantes con una formación muy diferente a la mía. Los resultados han sido sinergias y proyectos multidisciplinares que han tenido un gran impacto desde el punto de vista académico y de transferencia de tecnología a la industria. Por ejemplo, no creo que hubiera podido conseguir la Advanced Grant del Consejo Europeo de Investigación sin lo que he aprendido de mis colegas de IMDEA Materiales en estos años.
En 2017 tomé la decisión de dejar la dirección del Instituto porque me parece que los “hiperliderazgos” son negativos para las instituciones a medio y largo plazo y porque IMDEA Materiales había alcanzado una madurez suficiente. Era el momento de dejar paso a un nuevo equipo directivo con nuevas ideas y más fuerza para continuar creciendo. Yo he vuelto a la actividad académica y, como Director Científico, sigo ayudando al director en cuestiones estratégicas.
La carrera investigadora es compleja y, frecuentemente, los investigadores se enfrentan a una etapa crítica al terminar su tesis doctoral (encontrar un nuevo tema y grupo de investigación, plantarse comenzar a trabajar fuera del sector académico, irse a otro país a trabajar, inestabilidad,…). ¿Qué consejo les darías?
Con frecuencia se identifican algunas profesionales como “vocacionales”. Es el caso de la medicina, la arquitectura, la enseñanza o la música. Las personas con esa vocación tienen clara -a veces desde que son muy jóvenes– la actividad que puede dar plenitud a su vida profesional. Pienso que la investigación entra dentro de este tipo de profesiones y que los que tenemos esa vocación no podríamos disfrutar tanto en otra actividad. Esa pasión por abordar nuevos retos y cruzar nuevas fronteras es el signo claro de la vocación investigadora y uno tiene que haberla descubierto al terminar su tesis doctoral.
Es cierto que la carrera investigadora requiere muchos cambios en el tema de investigación y el lugar de residencia y que la competición para conseguir una posición académica estable es muy dura. Estas circunstancias obligan a salir de la zona de confort, pero también es cierto que la globalización del mercado profesional lleva asociada esta carga en otras profesiones que requieren especial cualificación. Por otro lado, mi experiencia me dice que la formación del investigador -que le capacita para enfrentarse con problemas nuevos desde cero- es muy útil en muchas actividades y que no conozco apenas doctores que no hayan logrado establecerse profesionalmente con el paso de los años.
En resumen, mi consejo es que si realmente tienen vocación investigadora, luchen por alcanzar una posición como investigador en la academia o en la industria porque en ninguna actividad disfrutarán tanto como tratando de “ver lo que todo el mundo ha visto, y pensar lo que nadie más ha pensado” (Albert Szent-Györgi).
Finalmente, hasta la fecha, ¿Qué ha sido lo más positivo de tu trabajo como investigador?
Soy muy afortunado por haber podido dedicarme a una profesión que me apasiona y tengo muchas experiencias positivas de mi trabajo como investigador. Quizás la primera es la alegría intelectual que me sigue produciendo entender o descubrir algo nuevo. Es una pasión que te lleva a acudir cada día al trabajo con ilusión, y que ayuda a llegar más lejos.
Otro aspecto importante es que la actividad investigadora te ayuda a crecer intelectualmente durante toda tu vida: cada vez sabes más, aunque también seas más consciente de lo mucho que no sabes. En ese sentido, la investigación es mucho más enriquecedora que la gestión (a la que también he tenido que dedicar mucho tiempo en estos años) porque el principal fruto de la gestión es externo a la persona.